Sí, hay que viajar más con niños, pero sin tablets por favor

SÍ, HAY QUE VIAJAR MÁS CON NIÑOS, PERO SIN TABLETS

Volvemos de vacaciones con las pilas cargadas, habiendo descansado lo suficiente, habiendo desconectado de la rutina y preocupaciones diarias también. Volvemos de las vacaciones dando gracias por haber experimentado en primera persona situaciones que hacen reflexionar y muestran cosas interesantes de la vida y de la sociedad en la que vivimos. Y es que viajar con niños siempre es una aventura. Esas personitas que viven en el aquí y en el ahora constantemente, que todo lo quieren ya y que si por ellos fuese ya tendríamos que tener una máquina de teletransporte celular en marcha.

Tengo tres hijas pequeñas bastante movidas y con una personalidad muy fuerte cada una. Estoy acostumbrada a los comentarios de "¡no sé como lo haces!" o "¡yo me volvería loca con tres!". Yo creo que siempre respondo igual, que no es para tanto, que hay momentos duros como con todo pero que cualquiera puede hacerlo, todo es ponerse, y nos reímos. Estas vacaciones he tenido que viajar en avión dos veces, con mi marido y las tres niñas, un viaje de puerta a puerta de unas 8 horas en total. Y aquí viene lo bueno: lo hemos hecho sin tablets ni móviles.

No quiero ponerme a despotricar de los padres que facilitan dispositivos móviles a sus hijos, de verdad que no. Yo seguramente lo haré en algún momento, la sociedad nos lleva a ello y no podré evitarlo. Al fin y al cabo casi todos hemos llevado botas Bestard o Dr. Martens, Bombers, mechas azules o amarillas en el pelo o plataformas infernales en alguna ocasión...

Lo que quiero destacar es la cantidad de valores que puedes enseñar a los niños cuando viajas con ellos y les dejas actuar con total libertad, sin estar detrás de la pantalla, entendiendo que son niños.

 

Viajando he podido observar hasta qué punto toleran ellas las normas básicas de convivencia, cómo se desenvuelven en un lugar atestado de personas que van y vienen, cómo se manejan en una situación en la que hay que tener muchísima paciencia y en la que "aburrirse" está a la orden del día. Los aeropuertos y los aviones no son para los niños, definitivamente, pero no te queda otra ¿verdad?.

Sí, es viajando cuando he podido observar, una vez más, cómo actúan cuando se aburren de verdad, que es una situación para ellos desesperante como bien saben todos los padres. Qué hacen cuando la creatividad se limita a un asiento, a una revista de sandwiches, snacks, maquillajes y gadgets y a la plantilla de seguridad aérea... Por suerte llevábamos cuentos, lápiz y papel, aunque esto último parece siempre la opción a la que recurrir cuando nada más vale.

No me las doy de super madre, obviamente había momentos en los que me desesperaba, sobre todo cuando pegaban patadas al asiento delantero o cuando bajaban y subían la ventanilla sin parar como si fuesen testadoras de resistencia. Y es que cuando más sufres es cuando piensas que están molestando a los demás, ¿no es así?. Yo por lo menos sí. Otros dirán "que se aguanten".

Consejo: hay un truco infalible para que hagan caso en estas ocasiones, llama a una azafata o azafato y que se lo digan ellos, entonces sí hacen caso milagrosamente, y al instante.

Tampoco ellas son super hijas, ni son súper calmadas, tienen sus cosas, como todo el mundo... Y lo importante es siempre tener en cuenta que son niños y que están en constante aprendizaje.

Creo que nos estamos acostumbrando mucho a que los niños no hagan cosas de niños, especialmente en los viajes. Creo que nos estamos acostumbrando a que se entretengan tras una pantalla, ya sea propia o ajena. Creo que toleramos cada vez menos que los niños jueguen mientras estás haciendo la cola de embarque, a que se muevan sin parar en el asiento, a que no paren de hablar, y hablar, y hablar... A que no paren de preguntar y preguntar y preguntar...

Ser padre es duro, parece que siempre tienes que estar de buen humor y tener tu saco de paciencia lleno. Ser adulto también lo es, y no quieres ser molestado o no quieres "aguantar" lo de los demás, todo es totalmente comprensible. Pero no por ello deberíamos acallar con pantallas a esas mentes y cuerpecillos inquietos que se quejan de lo que les parece injusto, que patalean y gritan sin importarles quien hay al lado... Porque ya crecerán y se cortarán las alas ¿verdad?.

Sabiendo lo que sabemos que pasa cuando creces... ¿Qué más da que pregunten de más ahora? ¿Qué más da que se muevan más? ¿Qué más da que se les escape un peluche por el aire y acabe en tu regazo? ¿Qué más da que griten y pataleen porque están hartas de esperar a que llegue el autobús que les llevará al avión?.

No sé hasta qué punto de verdad necesitan una pantalla para tranquilizarse, relajarse, calmarse... Incluso no sé si las pantallas dan como resultado esa tranquilidad, relax o calma, de verdad. ¿No les estamos imponiendo una necesidad que no tienen? ¿No les estamos evitando la oportunidad de saber de verdad lo que son las esperas, la paciencia, el aprender a controlarse en situaciones que no les gustan? ¿No les estamos quitando las opciones de ser niños en esos escenarios en los que no es habitual ver niños, y aprender algo de ello?.

Cuando coja el siguiente avión me gustaría ver más niños siendo niños de verdad, niños enfrentándose a lo que es viajar de verdad, sin tener una pantalla delante saltando de video a video o jugando a este o aquél videojuego. Me gustaría ver más padres intentando explicarles a sus hijos que hay que hacer cola y tener paciencia, que puede entretenerse si se fija en las diferentes personas que hacen la cola, en sus maletas o en sus peinados. Me gustaría ver más padres explicando que hay que dejar pasar primero a esta gente y a esta otra, que sí, que otra vez tenemos que sacar los libritos rojos de las fotos para enseñarlos... Que ahora puedes jugar a saltar de los bancos pero después tienes que ir de la mano para no perderte y no podemos parar...

Me gustaría ver más padres intentando explicar cómo puede un avión volar, o por qué no hay paradas como en los autobuses, o por qué no podemos comprar los sandwiches del avión, que son muy caros, que somos cinco hija, y ya llevamos los nuestros que hemos hecho en casa. Me gustaría ver más padres que escuchan a sus hijos con los ojos cerrados porque se mueren de sueño pero aún así les contestan, o leer juntos la revista corporativa del avión... Quiero ver menos niños con los cascos puestos y una tablet en un aeropuerto, sí, lo siento pero sí.

Se puede, no es tarde, aunque creas que tu hijo es incapaz, sí puede, no subestimes su capacidad. Se puede viajar con niños y sin tablets ni móviles... Pero eso sí, hay que dar ejemplo. ¿Lo damos?.

Insisto, como madre no quiero ofender a ninguna otra madre, creo que siempre educamos lo mejor que podemos. Pero como persona adulta tengo mis creencias y realmente estoy convencida de que la tecnología nos está separando cada vez más de lo que realmente es importante, nuestra verdadera humanidad. El conocimiento que adquirimos gracias a la tecnología es impresionante, pero la humanidad y sus valores no se aprenden en los dispositivos, se aprenden en la vida cotidiana y en las pequeñas cosas del día a día.

Feliz vuelta de vacaciones a todos y a todas.

 

 

Foto de Personas creado por fwstudio

Artículo sobre:

LifeStyle

28-08-2018

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